Cómo trabajamos

Nuestro primer paso siempre es observar. Antes de intervenir, escuchamos las necesidades del monte. Observamos el estado del suelo, de los árboles, de la fauna, y a partir de esa escucha profunda, trazamos un plan de manejo que nos permita regenerar sin imponer.
Hemos dividido nuestro trabajo en dos áreas:

La reserva: 240 hectáreas de descanso para la vida

En este territorio, el monte es el protagonista. No intervenimos, no plantamos, no construimos. Dejamos que la naturaleza haga lo que mejor sabe hacer: reverdecer. Solo marcamos senderos para la observación y el aprendizaje, permitiendo que quienes nos visiten se conecten con la belleza y el equilibrio del ecosistema intacto.

Zona de regeneración y aprendizaje: 20 hectáreas de acción consciente

Aquí si, vamos a trabajar activamente!
Esta parte del campo es la mas castigada por el desmonte y el sobrepastoreo.

Primero vamos a cercar el área para impedir que el ganado entre. Luego, el trabajo principal será frenar el agua de lluvia: haremos pozos en los lugares por donde corre el agua para que la tierra tenga tiempo de absorberla y así recuperar la humedad del suelo. De a poco volverán a crecer los pastos y los yuyos, formando una esponja vegetal que, con el tiempo, ayudará a recargar las napas freáticas. Eso impulsará el crecimiento del monte.

En este espacio también realizaremos talleres, charlas y actividades donde compartiremos saberes sobre conservación, bioconstrucción y permacultura.

Creemos en la conexión con la Tierra como camino de sanación. Nuestra labor, más allá de cuidar el monte, es también inspirar a otros a sumarse a esta tarea, demostrando que con acciones conscientes podemos hacerle bien a la vida que nos rodea.

Queremos que más personas conozcan y se involucren en esta causa. Si querés formar parte, te invitamos a conocer sobre nuestro voluntariado (INDISPONIBLE POR EL MOMENTO)